El uso del cobre como antimicrobiano se ha puesto de manifiesto en las últimas décadas y se han realizado estudios de laboratorio y a nivel clínico para demostrar su eficacia, por lo cual en los próximos años se espera que el cobre se integre a la infraestructura hospitalaria como un elemento de ayuda en la lucha contra las infecciones.
La aplicación del cobre y aleaciones de cobres, en superficies de contacto en el ambiente hospitalario ha demostrado ser eficiente para reducir la carga bacteriana ambiental, cualidad que se mantiene en el tiempo, lo cual significa menor riesgo infecciones intrahospitalarias.
El primer fungicida de cobre fue inventado (por accidente) en 1885 por Pierre Millardet en el distrito de Burdeos de Francia.
Millardet aplicó una pasta de sulfato de cobre y cal para que las uvas no fueran atractivas para los ladrones. Notó que la pasta también hacía que las uvas estuvieran más libres de la enfermedad del mildiú velloso.
Esta observación condujo a la invención de Bordeaux Mixture, un fungicida que ayudó a iniciar la práctica de fumigación protectora de cultivos. Desde entonces, los fungicidas de cobre han sido indispensables en todo el mundo. La mezcla de Burdeos también se usa ampliamente para controlar el tizón de la papa, el enrollamiento de las hojas en los duraznos y la costra de la manzana.
Punto interesante: la mezcla de Burdeos, así como varios otros pesticidas de cobre, están aprobados para uso orgánico y son utilizados por jardineros orgánicos.
El Método de desinfección por la ionización por cobre
La ionización de cobre es el proceso de producción de iones de cobre con carga positiva (Cu ++) conocidos como “cobre libre”.
El cobre libre es 800 veces más efectivo que el cobre ligado, por lo que permite el control de patógenos en concentraciones de 1 a 3 PPM, en vez de las 800 PPM de cobre unido.
El método de ionización por cobre es un método seguro y efectivo para aprovechar las propiedades antibacterianas y antimicrobianas del cobre en circuitos y cuerpos de agua.
El método consiste en la liberación controlada de iones de cobre a través de la electrólisis de cobre puro, utilizando el agua como electrolito liberando de esta manera iones Cu+2, los que son transportados a través de la cañería por el flujo de agua.
La entrega de cantidades exactas de iones de cobre, actuando como biocida natural, asegura una acción desinfectante sin problemas de contaminación indeseados. El suministro constante y controlado de iones de cobre previene la formación de hongos y la proliferación de algas y de múltiples microorganismos.
El cobre ionizado proporciona control a la concentración de cobre, comparada con, por ejemplo, el hidróxido cúprico y otros compuestos de cobre unido. Esto se debe probablemente a la solubilidad del cobre y a la carga positiva del ion, que atrae a las bacterias. Por este motivo se utiliza mucho menos cobre en su aplicación, lo cual es una gran ventaja desde la perspectiva ambiental.
El cobre mata y controla la proliferación de bacterias como E. Coli, Xanthomonas, Agrobacterium, Ralstonia, Erwinia y Clavibacter entre muchas otras.